domingo, febrero 05, 2012

El día de mi muerte

¿Por qué las cosas siempre tienen que ser así? ¿Sabes mamá? No te odio, la verdad cuando lo pienso bien, no siento el menor rencor contra ti. Es sólo que a veces me desanima tanto tu forma de tratarme que quisiera salir corriendo y nunca más regresar. Me lastima la forma en que me regañas, me lastima que te muestres tan enojada; como si la mujer que me estuviera regañando no fueras tú sino otra, alguien que no tiene amor en su corazón, sólo odio, mucho odio. Luego me doy cuenta de que esa parte de ti también está dentro de mi. A veces incluso me pregunto como has hecho para aguantarme durante tanto tiempo, siendo yo quien soy y como soy... supongo que cualquier otra persona ya me hubiera abandonado desde hace mucho tiempo. Sólo quisiera que pudieras entenderlo, que pudieras abrir la caja de mis pensamientos y te dieras cuenta. Que supieras que no es solo lo que yo te digo, sino que dentro hay mucho más. No quiero chantajearte como tu dices, la verdad es que cuando busco que me escuches es porque ciertamente necesito de tu consuelo, busco que dejes por sólo un segundo tu actitud de regaño, de enojo y me des un abrazo. Que si dijimos palabras ofensivas, ahora digamos que nos queremos. Que si me golpeaste, me hagas un cariño Una palabra, un beso o aunque sea una mirada de ternura, de comprensión. Algo que me diga "todo va a estar bien, tal vez has hecho las cosas mal ésta vez, pero juntas vamos a salir adelante." Sé que eso es lo que me quieres decir cada vez que me regañas. No puedo evitar pensar que no estaría mal si después de todo el enojo me demostraras sólo un poco de cariño. Eso es lo que quisiera, a eso se deben mis explicaciones, mis comentarios... o como tu lo ves, mis chantajes. No te pido que dejes de hacerme ver lo que estoy haciendo mal, lo que quiero es que no me dejes quedarme con la sensación de que no me quieres, de que soy mala hija, de que he sido la peor parte de tu vida. Porque aunque tú no lo sientas no lo pienses así, por mi mente se cruza una y otra vez. No es por ti, es por mi. Me cuesta reponerme de situaciones así. Un pedazo de mí se desgarra cada vez que te enojas conmigo. Ya no sé que hacer, ya no quiero que te sientas así conmigo. Esque cada vez que discutimos no puedo evitar pensar y decirme lo mala persona que soy, lo floja, tonta y desobediente que debo ser como para que te enojes tanto conmigo. Te quiero mamá. Tengo que decirlo, cuando estás muy enojada conmigo siento ganas de abrazarte, de ponerme a tus pies y rogarte que me perdones. De decirte todo ésto. Decirte que no es mi intención hacerte sentir mal, que daría lo que fuera para ser la hija perfecta que tú te mereces. Ya no quiero más de ésto mamá. Quiero ayudarte, quiero ser la hija de quien te sientas orgullosa siempre, por quien no tengas que preocuparte tanto como lo haces ahora. Perdóname. Sé que no es suficiente pero jamás quise hacerte enojar...